Un Sistema Hijo de P...

No tengo palabras para expresar mi asco y mi repudio. Lean la noticia que sigue a continuación y supongo que se sentirán tan mal e impotentes como yo en este momento:

PUBLICADO EN CLARÍN WWW.CLARIN.COM.AR
Cuentan que fue como el ataque de una patota descontrolada. Eran 30 guardias penitenciarios del Cuerpo de Requisa y del Grupo Antimotines que, según los testigos, se metieron en el pabellón de jóvenes—adultos de Ezeiza disparando balas de goma, entraron celda por celda y sacaron a los presos de los pelos. A algunos los tiraron rodando escaleras abajo. A otros los patearon, los golpearon y les pegaron palazos. No fue una acción fuera de lo común, dicen, pero esta vez pasó algo que sacó la noticia rejas afuera: un detenido de 18 años murió por conmoción cerebral.

El preso se llamaba César Abel Gómez y estaba procesado (no tenía condena). La Procuración Penitenciaria —el organismo del Estado que protege los derechos de los presos— decidió denunciar ante la Justicia que su muerte se produjo por los bastonazos en la cabeza que le pegaron los guardias. Pero aún no hay imputados.

César Gómez murió el 29 de octubre. Hasta el día anterior estaba alojado en el pabellón "E" de jóvenes—adultos (hombres de entre 18 y 21 años) del penal de Ezeiza, que depende del Servicio Penitenciario Federal. Allí viven 45 presos, en un edificio de dos plantas con celdas individuales.

Según relataron los detenidos a investigadores de la Procuración, su muerte fue el resultado de un largo conflicto de los presos con los guardias. Tenían problemas por la forma en que revisaban a sus visitas, los maltratos eran constantes y las amenazas, cosa diaria. Pero el domingo 26, explicaron, el enfrentamiento se recalentó: les dijeron que les iban a adelantar en tres horas —de 22 a 19— el horario en que los encierran en las celdas cada noche.

Los presos protestaron y, según denunciaron, las autoridades del penal les contraofertaron mantenerles el horario si cumplían con un requisito muy particular: que las peleas entre presos sólo se hicieran en el patio o en el salón —no en las celdas—, y que, si se usaban "facas" (armas blancas caseras), las entregaran al jefe del pabellón luego de usarlas.

La violencia se hizo concreta. Al otro día dos presos se encontraron con que el guardia encargado del pabellón les había asignado la misma celda, lo que provocó una pelea. Enseguida, personal del Cuerpo de Requisa revisó el lugar y, según los detenidos, los amenazó de muerte. "Nos dijeron que si volvía a haber una pelea, iban a elegir a nueve y les iban a romper los huesos. Que íbamos a terminar como Lucas Carrizo", contaron.

Carrizo era un detenido que, luego de haber presenciado el crimen de un preso —que a su vez estaba involucrado en un caso de bandas mixtas de penitenciarios y detenidos—, apareció extrañamente ahorcado en su celda. Se sospecha que a ese interno lo mataron guardias.

Hubo más. Dos días antes de la muerte de Gómez, los presos denunciaron más maltratos. A un grupo lo esposaron y le pegaron con palos, hasta que a un preso le sacaron tres dientes y un hombro de lugar. A este joven, según la denuncia, como condición para reimplantarle los dientes le hicieron firmar un acta que decía que había sufrido un accidente.

Así, y luego de presenciar también maltratos a sus visitas, el martes 28 los presos se rebelaron y taparon la entrada con colchones. Treinta guardias entraron entonces a los tiros, les dispararon con balas de goma desde corta distancia y les dieron una paliza feroz. César Gómez, albañil detenido dos semanas antes, terminó con conmoción cerebral. Murió al otro día.

A la familia le dijeron que todo había sido producto de una pelea entre presos, un "accidente". Pero los abogados de la Procuración Penitenciaria, a cargo de Francisco Mugnolo, comprobaron la violencia en los propios rostros de los detenidos e hicieron la denuncia ante el Juzgado Federal Nº 2 de Lomas de Zamora. Ahora temen que la denuncia derive en más "accidentes".

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