El sábado pasado, tras 9 horas de tren llegué al pueblo de General Lamadrid (10.000 habitantes) para coordinar el tercero y último de los talleres del Proyecto de TIG y Unesco "El Lenguaje como Violencia, la Violencia como Lenguaje". Nuestro socio local fue el Club Deportivo Barracas.
Fue una experiencia bárbara. Alrededor de 30 jóvenes participaron desde la mañana hasta la tarde, trabajando en grupos, discutiendo las distintas formas y expresiones de la violencia en su vida cotidiana y saliendo a recorrer el pueblo en búsqueda de esas expresiones y plasmarlas en fotografías.
Tanto el clima meteorológico como el clima de trabajo fueron inmejorables, un sol radiante y un grupo de jóvenes con la mejor buena onda muy enganchados con la actividad. Estoy muy contento de haber ido hasta allá para este proyecto. Bah, en realidad estoy super contento de haber hecho este proyecto a lo largo de todo julio.
Por la temática, la metodología y los objetivos es un proyecto que dá para hacerlo una y otra vez.
No quiero dejar de mencionar mi gran agradecimiento a Diego Rivada, de la comisión directiva del Club y "alma pater" de todas las actividades solidarias y de inclusión juvenil del Club (y del pueblo también) por haberme insistido en que hiciésemos la actividad con ellos y principalmente por haberme hecho sentir como un duque durante mi estadía en General Lamadrid, en un hotel de lujo, con gente de lujo, varias gestiones en diarios, radios y TV locales y por sobre todo haber compartido conmigo toda su gran calidad humana (un capo total).
Así que acá estoy... de vuelta por casa, pero con ganas de seguir haciendo cosas por Lamadrid (tanto más, cuando los jóvenes participantes no supieron identificar ninguna oportunidad o espacio de participación en su comunidad!!).
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